El pasado 18 de junio, se promulgó la ley 1901 de 2018 “Por medio de la cual se crean y desarrollan las sociedades comerciales de Beneficio e Interés Colectivo”. No es un nuevo tipo societario el que desarrolló el Congreso de la República, sino el nombramiento especial que tendrán, de ahora en adelante, aquellas sociedades que contribuyan con el fomento de los intereses colectivos y el medio ambiente sano en Colombia.

Por lo anterior el Congreso de la República, junto con los Ministerios de Hacienda y Crédito Público y de Comercio, Industria y Turismo, han impulsado una ley sobre las Sociedades Comerciales que integren en su objeto social intereses colectivos que busquen fomentar el desarrollo de sus fines sociales en armonía con los beneficios sociales, culturales y académicos, y que se identificarán con las siglas BIC.

Dentro del texto de la ley, se establecen quince características que deberán tener las sociedades que quieran calificar como de Beneficio e Interés Colectivo, los cuales dejan ver la intención del legislador por promover la igualdad de posibilidades entre la diversidad social colombiana, la contribución de las empresas en el crecimiento del país y el compromiso por salvaguardar el medio ambiente.

El Superintendente de Sociedades, Francisco Reyes Villamizar, en su presentación sobre las sociedades BIC, resaltó que: “la norma trae nuevas obligaciones para los administradores que, además de tener en cuenta los intereses de la sociedad y sus accionistas, puede contemplar también los de terceros y, en términos más generales, el interés colectivo. Todo  ello tiene que reflejarse en un estándar independiente que se debe manifestar en informes anuales de gestión, que se deben presentar a consideración de los accionistas, donde se da cuenta del impacto que estas actividades de beneficio común han tenido en la comunidad donde opera la respectiva compañía».

Es por todo esto, que se puede decir que con este nuevo modelo societario que se empieza a implementar, Colombia busca incentivar que las compañías estén a la vanguardia mundial y evolucionen de los modelos de empresa estándar, con un único fin lucrativo, a empresas con un enfoque humanista y universal, beneficiosas para la comunidad en la que operan y amigables con el medio ambiente.

Por el momento, los beneficios para las empresas que decidan iniciar ese camino será puramente reputacional, pero se espera en el futuro un mayor número y calidad de incentivos.

Por Maria Lucía Rodríguez

Abogada de la firma